Clero y sexto mandamiento : la confesión en la España del siglo XVIII
Gérard Dufour
La confesión en España en el siglo XVIII:
Para llegar a controlar tan perfectamente las conciencias, la Iglesia disponía de varios instrumentos. Primero, la presencia obligatoria de todos y cada uno a los actos religiosos: quien no hubiera asistido a tales actos se hubiera delatado a sí mismo como mal cristiano. Entre las multitudes que asistieron a los actos de fe en los cuales se pretendía extirpar la herejía por el fuego, hubo, a no dudarlo, más de un correligionario de las víctimas que tuvo que presenciar el suplicio, haciendo de tripas corazón para salvar la propia vida. Tampoco era fácil evitarse el sermón, que fue el primer mass media (por no decir el único) en España hasta el Trienio liberal (durante el cual se desarrolló sobremanera la prensa, gracias a la libertad de prensa proclamada por la Constitución de Cádiz y a los progresos de la técnica): sobre una población que, según el censo de Floridablanca, alcanzaba los diez millones y medio de individuos, tan sólo unos 15.000 se suscribieron entre 1781 y 1806 a un periódico3. Incluso admitiendo que otros tantos adquirían directamente el periódico y que, como calculan los especialistas4, hay que multiplicar por 10 para obtener el número de personas que se enteraban del contenido de tales publicaciones, llegamos -como mucho- a un total de 300.000 personas (un 2% de la población). Sólo éstos tenían otro tipo de información y formación intelectual que la que dispensaba el cura en el sermón del domingo. Introducción.
Para llegar a controlar tan perfectamente las conciencias, la Iglesia disponía de varios instrumentos. Primero, la presencia obligatoria de todos y cada uno a los actos religiosos: quien no hubiera asistido a tales actos se hubiera delatado a sí mismo como mal cristiano. Entre las multitudes que asistieron a los actos de fe en los cuales se pretendía extirpar la herejía por el fuego, hubo, a no dudarlo, más de un correligionario de las víctimas que tuvo que presenciar el suplicio, haciendo de tripas corazón para salvar la propia vida. Tampoco era fácil evitarse el sermón, que fue el primer mass media (por no decir el único) en España hasta el Trienio liberal (durante el cual se desarrolló sobremanera la prensa, gracias a la libertad de prensa proclamada por la Constitución de Cádiz y a los progresos de la técnica): sobre una población que, según el censo de Floridablanca, alcanzaba los diez millones y medio de individuos, tan sólo unos 15.000 se suscribieron entre 1781 y 1806 a un periódico3. Incluso admitiendo que otros tantos adquirían directamente el periódico y que, como calculan los especialistas4, hay que multiplicar por 10 para obtener el número de personas que se enteraban del contenido de tales publicaciones, llegamos -como mucho- a un total de 300.000 personas (un 2% de la población). Sólo éstos tenían otro tipo de información y formación intelectual que la que dispensaba el cura en el sermón del domingo. Introducción.
년:
2016
출판사:
Ambito
언어:
spanish
페이지:
162
ISBN 10:
848183016X
ISBN 13:
9788481830163
파일:
PDF, 4.32 MB
IPFS:
,
spanish, 2016
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